Viena III: diseño vienés

DISEÑO EN VIENA
Texto y fotos © Maribel Herruzo

Tiendas y diseño en Viena / Foto © Maribel Herruzo

En el tercer capítulo que dedico a Viena haré un recorrido por el mundo del diseño, empezando por el mismo hotel donde tuve el placer de alojarme. Situado en el barrio 7, a apenas 10 minutos caminando de los palacios imperiales, el hotel boutique Altstadt era un antiguo edificio de viviendas, algunas de las cuales siguen teniendo sus inquilinos. Ni una sola de las 42 habitaciones con las que cuenta este singular hotel tiene el más remoto parecido con las demás. Uno se siente en ellas como en su propio apartamento, y cada estancia tiene una personalidad distinta a la de sus vecinos.  Tal vez este milagro tenga que ver con la pasión del propietario por los viajes, o por la creatividad creciente que recorre la capital austriaca desde hace aproximadamente una década. La primera vez que me alojé en un hotel de Viena mi sopresa no fue menor, ya que lo hice en el Rathaus wein and design, otro prodigio de diseño que además auna su delicioso concepto de lo exquisito con el vino, relacionando cada habitación con un tipo de vino, una bodega o un viticultor.

Viñedos en Viena / Foto © Maribel Herruzo

Y es que este es uno de los aspectos menos conocidos de Viena. Alrededor de la capital austriaca existen 700 hectáreas de viñedos, en las que se cultiva sobre todo vino blanco, desde hace la friolera de 2.000 años. Estos vinos son cada vez más apreciados por los visitantes, que se acercan a las vinotecas de la ciudad o a las llamadas «heuriger«, tabernas donde desde tiempos ancestrales se acude a tomar el vino blanco de ese mismo año. La mayoría de «heurigers» están situadas a las afueras de la ciudad, a apenas 15 minutos en taxi desde el centro, y son muchas las que mantiene aún la atmósfera rural de tiempos pasados, mientras otras se atreven a mezclar tradición con vanguardia y ambientes menos barrocos y oscuros, como la taberna Göbel, del arquitecto Hans Peter Göbel.

Göbel heuriger

En la entrada del Wien Museum Karlsplatz, o Museo de Viena, hay un sofá con chocolate derretido por encima. Aunque no puede comerse, solo admirarse. Fue la obra elegida para representar el diseño austriaco en Milán, y la encargada de dar la bienvenida, también,  al recorrido por la exposicion «2000-2010 Diseño en Viena».

Museo de Viena / Foto ©Maribel Herruzo

Claro que estamos hablando de diseño contemporáneo, por que el diseño en Viena no es ninguna novedad. Desde los arquitectos Otto Wagner y su discípulo Josef Hoffmann a su antagonista Adolf Loos, pasando por los integrantes de los Talleres Vieneses y terminando por los artistas Gustav Klimt, Egon Schiele y Oskar Kokoschka, el diseño en esta ciudad tuvo épocas de verdadero gran esplendor.

Pero volvamos al presente y al Museo de Viena, donde pude ver la pieza estrella realizada por una curiosa sociedad de diseñadores-ingenieros-músicos. La empresa o, mejor, el taller interdisciplinario en cuestión, -como la escultura- se llama «Walking chair«, una silla que, efectivamente, camina, pero que no está llamada a formar parte del mobiliario de una casa como sí hicieron las famosas sillas Thonet, otro clásico del diseño vienés. «Walking chair» simboliza, sobre todo, un concepto, el de sus autores, de que las piezas del mobiliario no sean estáticas, que se muevan, que cambien. Los responsables de esta exitosa empresa de diseño vienés son un suizo y un italiano (Fidel Peugeot y Karl Emilio Pircher) que, al igual que su silla andarina, no paran quietos ni un segundo.

Walking chair

Showroom de Walking chair / foto © Maribel Herruzo

La guitarra que toca Fidel -doy fe de que es auténtica y sonaba pero que muy bien- estaba unida a una extraña mesa y banco de corcho blanco totalmente pintada de blanco, mientras que a sus espaldas lucen varios modelos de lámparas realizadas con botellas de plástico que un día contuvieron agua en lugar de bombillas. Tienen otras piezas igual de divertidas y no aptas para espíritus conservadores, como los sofas que abrazan como si fueran gigantescos muñecos de trapo o las lámparas confeccionadas con restos de envases para píldoras. Ellos afirman que son más artistas que empresarios del mueble, y si te das una vuelta por allí y los conoces seguro de que te convencen de que es así.

Viena lleva una década volcada en el diseño, tal y como explicó Peter Stuiber,  comisario de la muestra «2000-2010 Diseño en Viena». En  los últimos diez años «existe una escena donde antes existían algún arquitecto, o artista individual». De ahí el título de la exposición. Y allí pude ver taburetes tapizados con pelucas, armarios para cocinas capaces de admitir y esconder cualquier cosa siempre en orden, curiosas escenografías… de diseñadores como Kabiljo inc., Numen o Mischer’ Traxler, a quien pertenece el aplique de las mariposas de esta foto.

Mischer' Traxler

Aplique de Mischer' Traxler / Foto © Maribel Herruzo

Hay que apurarse si quieres ver la muestra, por que acaba el 9 de enero de 2011. Otra exposición que durará un poco más -hasta el 13 de marzo- es «Windows Shopping», un recorrido fotográfico por la historia de los escaparates vieneses. A mí me encantó.

Existe otro lugar donde se concentra buena parte del diseño que se produce en Viena. Se trata de el Quartier 21, que forma parte del concepto global del Museums Quarter y engloba a diferentes grupos que han transformado este espacio en un centro para las «artes aplicadas» contemporáneas. Son varios los diseñadores, fotógrafos, músicos e incluso asociaciones, tiendas  y revistas, que tienen su base aquí.  Si buscas diseño joven y contemporáneo en un ambiente distendido, este es el lugar. En Quarter 21 incluso el mercadillo navideño tiene un aire totalmente distinto. (ver foto aquí)

Tienda del Quarter 21 / Foto ©Maribel Herruzo

Desde las céntricas calles que acogen los palacios imperiales por donde el Tercer Hombre huía de su perseguidor hasta los barrios lejanos donde los viticultores sirven su vino del año en los Heuriger -tabernas donde la cerveza es un líquido proscrito y se puede comer entre música y amigos- hay muchas maneras de vivir Viena. Una manera de vivir esta apabullante ciudad es visitando alguno de sus 137 museos, el Albertina, el Leopold, el Belvedere, el de Artes Aplicadas… la lista es larga. O dejar pasar las horas en sus cafés, como el mítico Hawelka, de paredes repletas de carteles y mesas con sabor a bohemia, o el Café Central donde se reunían políticos y artistas, cuya historia está escrita en sus paredes; o el diminuto y coqueto Kleine Café.

Cafe Hawelka / Foto © Maribel Herruzo

Otra forma de vivir esta ciudad es deambular por el mercado Naschmarkt, dejando que la vida corra entre sus puestos de frutas, encurtidos y pescado, o llevarse recuerdos de su mercadillo del fin de semana. Por supuesto, ahí está el Danuvio y sus canales, por cuyas orillas el otoño siembra toda la gama de ocres que permite una paleta de pintor. Y el frío se instala a la vez que se enciende la primera vela del calendario de adviento, al unísono con los numerosos mercados navideños que inundan la ciudad. En la noche, al terminar las cenas, los espectáculos musicales y las óperas, cuando los bares van cerrando sus persianas, mientras las calles se vacían lentamente, parecen oírse los pasos apresurados de Orson Wells a lo lejos buscando a alguien para brindar con una copa de vino vienés.

Quedan cosas pendientes, así que en la próxima entrega… más.

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